El desfile fue construido a partir de una narrativa visual basada en los cuatro pilares que estructuran la formación en moda de la UPSA: diseño y producción, gestión, tecnología y rescate de intangibles culturales. Cada colección aportó una mirada distinta que cruzó investigación, memoria, innovación y futuro.
El evento abrió con un bloque dedicado a la identidad textil boliviana, reafirmando la apuesta de la UPSA por el rescate y la puesta en valor del patrimonio cultural como fuente de creación contemporánea. La primera colección en subir a la pasarela fue ‘Vanguardia y Raíz’, resultado del trabajo colaborativo entre estudiantes y artesanas de San Antonio de Lomerío, donde el bordado tradicional dialogó con el diseño contemporáneo en prendas cargadas de simbolismo y territorialidad.
En esta misma línea, se presentaron tres colecciones individuales: Juliana Lobo, con piezas inspiradas en el barroco misional, creadas para el Coro y Orquesta de Urubichá; Estefany Castaños, con accesorios en biocuero producido a partir de bagazo de caña, totaí y frutos amazónicos; y Rafaela Araníbar, con una propuesta futurista basada en el textil Uru Chipaya, que combinó estructuras protectoras y degradados artesanales.
El segundo bloque trasladó al público al universo del prototipado digital, con piezas de vanguardia creadas mediante herramientas como AUDACES, Rhino, MatrixGold y corte láser. La pasarela mostró joyería como microarquitectura y moda como ingeniería visual, reafirmando que la tecnología es un pilar fundamental en la formación UPSA.
El tercer bloque apostó por la experimentación formal y la ruptura conceptual, con resultados surgidos del laboratorio de moldería y estructura. Allí destacaron Lilac Tower (Adriana Latorre), con piezas transformables y modulares diseñadas para extender la vida útil de las prendas sin generar residuos; San_Barracuda (Ariane Terrazas), con una propuesta sin género que explora tensiones visuales entre androginia, hiperfeminidad e hipermasculinidad; la Colección Bicentenario, dirigida por Eva Gutiérrez y Paulo Silva, con más de 50 piezas inspiradas en los 200 años de historia boliviana; y el Taller Creativo de segundo semestre, que cerró el bloque con moldería experimental, volúmenes escultóricos y propuestas espontáneas que reflejan el espíritu exploratorio de los nuevos talentos.
El cierre estuvo a cargo de Cristian Cáceres, graduado UPSA, con su colección “Positive”, presentada este año en el New York Fashion Week y Dubai Fashion Week. Su propuesta, minimalista y socialmente consciente e internacional, demostró que la moda boliviana tiene espacio, competitividad y voz en los escenarios globales.
Con esta edición, la UPSA reafirma su rol como un espacio de formación, difusión y proyección del talento joven, demostrando que la academia puede ser un motor de innovación para la industria creativa, a través de la formación de profesionales capaces de aportar a la moda boliviana desde una mirada fresca, contemporánea y sin prejuicios.