QAMASA Digital.- En homenaje a su vigésimo quinto aniversario como medio de comunicación boliviano-argentino, el Periódico Renacer con el apoyo del Centro de la Revolución Cultural y la Casa Museo Inés Córdova-Gil Imaná, dependientes de la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia, se realuzo la inauguración de la muestra fotoperiodística “2009: El año del orgullo boliviano en Argentina”, evento que se llevo a cabo .en el Patio Cultural Sopocachi (Av. 20 de Octubre, esquina Agustín Aspiazu).
Desde el escritorio del Periódico Renacer.
En el año 2009, las fraternidades folklóricas de la colectividad boliviana de Buenos Aires, que habían crecido de forma exponencial durante los 80 y 90 del siglo XX, gestionaron un permiso para mostrar la música y danzas de Bolivia en la histórica Avenida de Mayo. Las festividades barriales de Charrúa (CABA) y Villa Celina (La Matanza) les habían “quedado chicas” y a veces no contemplaban las necesidades de los danzarines.
El sábado 17 de octubre de 2009 fue una jornada emocionante. Ninguno de los grupos, sin importar la cantidad de integrantes que tuvieran, quería dejar de estar presente en la jornada que reconocimos de “orgullo boliviano”.
Casi dos meses después, la comunidad boliviana en Argentina vivió otra jornada histórica. En diciembre de 2009, por primera vez, bolivianos y bolivianas en Argentina votamos en las elecciones presidenciales de Bolivia. Como pocas veces, a los periodistas del Periódico Renacer nos tocó hacer una cobertura inédita a nivel nacional con el objetivo de registrar el acontecimiento. Esto no fue una dádiva del gobierno de turno, sino el resultado de la movilización y las ganas de ser parte de un país que vivía un proceso de transformación del que queríamos ser parte los y las residentes de nacionalidad boliviana.
En esta muestra, queremos compartir las imágenes de ambas jornadas históricas, que dan cuenta del crecimiento de la otra Bolivia que vive en lugares como Buenos Aires, un espacio que, por la cantidad de connacionales que lo habitamos, podemos considerarlo como el undécimo departamento boliviano (siendo el décimo el Litoral perdido en la Guerra del Pacífico).
Compartimos estos sucesos de la historia de nuestra comunidad porque ameritan ser incluidos en las historias argentina y boliviana, porque muestran a un sector que es parte de los dos países y que aporta a ambos. Sin embargo, existe una suerte de incomprensión de ambas partes, que no permite reconocer a bolivianos y bolivianas como actores legítimos del devenir histórico y social de Bolivia y Argentina, ya sea por no poseer el DNI o por haberse ido del país. Otro es el caso de las generaciones posteriores nacidas en Argentina (alrededor de 4 millones de personas). Por ejemplo, la mayoría de los jóvenes que vemos en las imágenes de esta muestra nacieron en Argentina y son parte de los dos países, siempre y cuando obtengan la nacionalidad boliviana por parte de sus progenitores. Para que esto se concrete, se necesitan políticas de ambos estados y el reconocimiento de este sobresaliente aporte social y cultural.
Cuando se piensa en los bolivianos y las bolivianas que están en el exterior, muchas veces, se reduce su importancia al fenómeno de las remesas o, en tiempos electorales, al voto decisivo de las comunidades migrantes. Pero las y los bolivianos migrantes somos mucho más que eso.
En el año 2009, los partidos de derecha bolivianos establecieron un plazo para limitar la participación de los bolivianos en exterior, condicionando a que esta no debía superar el 6% del padrón total. Hoy no existe ese límite, pero el empadronamiento continúa teniendo un tiempo muy limitado. Estas campañas de difusión son insuficientes para llegar al universo de posibles votantes que habitan la geografía específica que se debería cubrir.
Además de proponer un viaje en el tiempo, esta muestra fotoperiodística es un ejercicio del músculo de la memoria, tan necesario en los tiempos que corren, para no repetir errores y para mostrarnos los desafíos pendientes.
Guillermo Mamani, director del Periódico Renacer.
25 años de Renacer
A fines de la década de 1990, cuando en Argentina se agotaba el modelo de la convertibilidad (1 peso argentino = 1 dólar), se comenzaron a buscar a los “culpables” de los platos rotos de la fiesta menemista. Migrantes de países limítrofes pasaron a ser responsables de la desocupación incipiente: según argumentaban, los migrantes les quitaban el trabajo a los argentinos y se aprovechaban del sistema público y gratuito de educación y salud.
Miles de exiliados económicos se habían marchado de Bolivia desde los años 80, casi expulsados porque no tenían oportunidades de vida, sobre todo en las áreas rurales. Miles dejaron su país, casi sin educación, y fueron a poner su fuerza de trabajo en otro territorio, sin conocer de descanso o vacaciones, para sacar adelante a sus familias.
De pronto, todos estos migrantes fueron señalados como responsables de la crisis económica, mediante una campaña gubernamental y mediática que se condimentaba con racismo y xenofobia. En esos años, la migración en Argentina provenía de diversos países de Latinoamérica y Europa. Sin embargo, la campaña apuntó a desprestigiar a los migrantes que venían de Bolivia, por su color de piel y su origen indígena. Esta discriminación no era nueva para el quechua, el aymara o el guaraní sin DNI argentino, personas que integraban la mayor parte de ese conjunto boliviano que decidió hacer un traslado territorial en el continente, un continente que estas culturas habitan desde hace milenios.
Fuimos un grupo de jóvenes —algunos estudiantes de la Universidad de Buenos Aires (UBA), bolivianos, argentinos, hijos de bolivianos, quechuas y aymaras— los que observamos este ataque y persecución que se acallaba, entonces, decidimos ponerle voz.
Fue así que creamos el periódico Renacer, en formato tabloide de 16 páginas e impreso en blanco y negro. Al principio, el periódico aparecía mensualmente; luego, su periodicidad fue quincenal. Desde allí creamos una nueva agenda, con una mirada propia sobre los asuntos de Argentina y Bolivia, y sobre la realidad de nuestros connacionales bolivianos.
Nombramos nuestro periódico Renacer porque, a pesar de que históricamente nos hicieron creer que éramos menos, tenemos una historia y un presente de dignidad que es necesario reconocer y revalorizar.
El medio fue una suerte de escuela de periodismo donde aprendimos cuestiones que no se enseñan en la academia. Atesoramos en nuestro archivo la historia de la comunidad boliviana en Argentina, como ninguna institución gubernamental o privada.
Sabemos que el consumo mediático cambió del papel a lo digital, sin embargo, por la diversidad de nuestro público y ante necesidades puntuales como las de las elecciones cada 5 años, es importante mantener todos los soportes posibles para llegar a la desperdigada población, de modo que continuamos publicando el periódico de forma impresa.
Actualmente, también contamos con una página web, periodicorenacer.wordpress.com, y estamos presentes en las redes sociales: Periódico Renacer en Facebook; @renacerb en Twitter; @periodicorenacer25 en Instagram; prenacer25 en Tik Tok; y @periodicorenacer1989 en YouTube.
La historia parece repetirse y nos encontramos hoy con un escenario parecido al de 1999. El nuevo gobierno argentino ve en “ese otro oscuro” el color de la criminalidad, de lo ilegal, del narcotráfico y de todos los “males de este mundo”.
Nuestra función se hace imprescindible si se quiere poner un freno a estos atropellos que apuntan a nuestros compatriotas.
Para todas aquellas personas que quieran consultar una edición del periódico Renacer, la Biblioteca de la Asamblea Legislativa Plurinacional recibió una colección completa del periódico.