QAMASA Digital.- La danza de la cullaguada me embrujó! Siempre fue mi pasión, desde el primer momento que ensayé al son de las trompetas, bombos y platillos en la fraternidad Cullaguada Oruro, donde llevo 22 años personificando al ‘Whapuri Galán’, un tiempo lleno de aventuras, complicidades, rupturas y renovaciones, un pacto amoroso y festivo, que hace siete años mi vida se conecta con el Bloque Candelaria.
Como toda historia de amor, hay inicios y rupturas; en octubre de 2016 pensé que mi ciclo en la Cullaguada Oruro había culminado, estaba decidido a recoger los retazos felices que había vivido hasta entonces y buscar dónde continuar con mi danza en el carnaval más grande de Bolivia. Una noche recibo la llamada de Marian Echenique*, presidenta de la Fraternidad Cullaguada Oruro de ese entonces, quien con voz cálida me recuerda los años de entrega y participación en la cullaguada, mientras habla, me emociona, resaltando cómo mi estilo de baile es esperado por el pueblo orureño, me conmina a no dejar la fraternidad, entiende que las rupturas obligan a tomar decisiones, por lo mismo, me da la oportunidad de conformar un nuevo bloque con 30 personas como mínimo, para participar del Carnaval de Oruro 2017.
No me exige responderle en ese momento, me da el tiempo suficiente para pensarlo, consulto primero con mi compañero de vida, quien me da todo el apoyo. Me pregunto: ¿cómo convencer a 30 personas mínimo para aventurarme a organizar un nuevo bloque? Tenía que presentar la nómina oficial en dos días, le cuento a mi amiga y fraterna Marisol Murillo, quien confiada me dice “vamos a superar ese número y será un nuevo tiempo”. Es así que voy llamando a todas las amigas cercanas y colegas de trabajo, quienes apostaron por este enorme desafío.
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