QAMASA Digital.- El hallazgo de un testamento extraviado durante un siglo y medio reavivó el interés por una de las disputas familiares más notorias en torno al legado de William Shakespeare. El manuscrito, redactado en 1642 por Thomas Nash, esposo de la nieta del dramaturgo, apareció recientemente en una caja sin etiqueta dentro de los Archivos Nacionales del Reino Unido.
El descubrimiento no solo aportó nuevos datos sobre la historia familiar de Shakespeare, sino que reveló detalles conflictivos en torno a la propiedad de New Place, la última residencia del escritor en Stratford-upon-Avon.
El responsable del hallazgo fue el Dr. Dan Gosling, especialista en registros legales, quien encontró el testamento al revisar cajas de documentos del siglo XVII sin catalogar ni marcar con fechas. Gosling indicó en The Guardian que el testamento permaneció unos 150 años sin ser visto, tras haber sido archivado en el siglo XIX luego de ser estudiado en la capilla Rolls. El manuscrito, ya documentado y catalogado, quedó disponible al público por primera vez en más de un siglo.
El testamento de Thomas Nash, fechado el 25 de agosto de 1642, fue redactado mientras él residía en New Place junto a su esposa Elizabeth Hall y su suegra Susanna Hall, hija de Shakespeare. En el texto, Nash dispuso que la propiedad de New Place pasaría a su primo Edward Nash, aunque la casa ya había sido heredada por Susanna y Elizabeth, según el testamento original del dramaturgo. Esta decisión desencadenó una disputa familiar y legal tras la muerte de Nash en 1647.
El conflicto surgió cuando Susanna y Elizabeth, viuda de Nash, rechazaron cumplir la voluntad de Thomas. Ambas confirmaron sus derechos sobre los bienes heredados de Shakespeare, firmando una escritura de cambio de domicilio para avalarlo.
Frente a esta situación, Edward Nash inició un proceso judicial en la corte de la cancillería para reclamar la residencia, alegando que Elizabeth, como albacea, debía cumplir el testamento.
Durante el juicio, Elizabeth relató que tanto ella como su madre recibieron las propiedades directamente de su abuelo, William Shakespeare. El tribunal solicitó el testamento de Thomas Nash, lo que provocó que el documento quedara archivado en los registros de la cancillería, donde permaneció ignorado hasta este hallazgo.
Aunque el desenlace de la disputa judicial no aparece completamente documentado, el análisis de Gosling indicó que no existen evidencias de que Edward Nash llegara a poseer New Place. Tras la muerte de Isabel en 1670, sin descendencia y con el fin de la línea directa de los Shakespeare, su testamento mencionó un posible derecho de Edward a adquirir la residencia, aunque solo «según mi promesa formalmente hecha a él», insinuando la existencia de acuerdos no formalizados.
Finalmente, la casa pasó a la familia Clopton, una acaudalada estirpe terrateniente, y fue demolida en 1702.
El hallazgo del testamento de Thomas Nash resultó esencial para quienes investigan la vida familiar y el legado de Shakespeare. New Place, adquirida en 1597 por 60 libras, fue residencia del dramaturgo hasta su muerte en 1616 y una de las casas más destacadas de Stratford-upon-Avon, con diez chimeneas, cinco frontones y extensos terrenos.
El testamento ya quedó catalogado ya disposición del público en los Archivos Nacionales, lo que cerró un prolongado período de incertidumbre y ofreció a estudiosos y curiosos la oportunidad de examinar de primera mano una pieza clave de la historia de Shakespeare.
El redescubrimiento de este manuscrito, largamente perdido, abrió nuevas perspectivas sobre episodios poco conocidos de la familia y el legado del autor más célebre del teatro inglés(Infobae).