QAMASA Digital. – El cineasta cubano-boliviano Alejandro Suárez Castro estrenará su ópera prima “El último blues del croata”, el 18 de septiembre, en la ciudad de La Paz, inspirada en el trágico deceso del músico Drago Dogan, pero donde se muestra el verdadero valor de la amistad. La premier será el 16 en la ciudad de Santa Cruz.
Para el filme se consideró al actor boliviano Pedro Grossman que personifica a Willy, asimismo a la actriz Mariana Bredow en el papel de Perla, juntos se embarcan en una travesía para darle un descanso digno a un compañero músico.
Grossman siente una especial conexión con “El último blues del croata”, porque conoció personalmente a Drago Dogan y se deleitó con su música, por lo que el participar en la película, fue un reto muy grande, al sentir que le hace un homenaje al amigo, resalta su enseñanza y su música.
“Tengo la suerte de compartir el papel protagónico con Mariana Bredow. Es una película inspirada en la vida de un músico que existió realmente, que es Drago Dogan, no es una película biográfica; yo en los años 90’s tuve la suerte de ser amigo de Drago, seguidor de su música de blues y un poco Alejandro (el director) buscaba eso; el actor que iba a hacer el papel de Willy haya tenido una relación o conocido de cerca ese mundo”, señala el actor y agrega que esa etapa la vivió antes de que Dogan se fuera a vivir a Santa Cruz.
Tras el lanzamiento del trailer a inicios de septiembre, la primera impresión es que la amistad es uno de los aprendizajes más grades, refiere Grossman, porque Perla y Willy se encargan de buscarle un descanso al músico que murió en época de pandemia. Y es que, la sinopsis reseña el deceso del músico, llevado a la morgue, y los amigos tienen 72 horas para evitar que termine en una fosa común. Willy en principio se niega a ayudar a Perla a buscar darle un entierro digno porque tuvo problemas con el músico, pero luego los soluciona al encontrarse consigo mismo y con el amigo muerto.
“En la época que yo conocí a Drago, gracias a él me volví fanático del blues y en especial de la armónica. Como que algunas veces no me ha dado clases, pero sí tips importantes para pueda aprender a tocar un poquito de blues, que también hago en la película, es un reto y despierta sensaciones a las que uno no está acostumbrado”, asegura.
A ello se suma que músicos que tocaron con Drago Dohan en la capital cruceña, participaron en algunas escenas, al igual que La Chiva, un conocido grupo de blues de la ciudad de Sucre.
“La película va a ser muy musical, hay colaboraciones de La Chiva, se usa música de Gogo Blues, un grupo paceño con Gonzalo Gómez, Alejandro también participa en la composición de algunas canciones, luego está Roy, un músico que sí tocó con Drago en sus épocas de bares y tocadas en boliches en Santa Cruz. Fue una conjunción de gente antigua que lo conocía y gente joven que de alguna manera ha escuchado la leyenda”, destaca el actor.
Grossman destaca el trabajo de Alejandro Suárez, por la apertura que tuvo en el rodaje que se efectuó en su mayoría en el barrio “La Vieja Máquina”, segundo anillo y en un camión que recorrió varias calles cruceñas, donde los vecinos cooperaron y se sintieron parte de la producción.
“El guion ya estaba escrito por Alejandro, obviamente siempre tiene revisiones y gracias a la apertura del director he podido proponer algunas cosas en las escenas que fuimos filmando, fue un trabajo muy fluido de ida y vuelta, me gustó como dirigió la película y la amplitud para recibir sugerencias de los actores, lo que enriquece mucho la construcción del personaje y al final el cómo contar la historia”, asegura.
BAJO PRESUPUESTO
Una película filmada en dos semanas por el bajo presupuesto, no impidió conseguir un gran producto, las jornadas de trabajo fueron extensas, pero al final gracias a ese engranaje y fluidez entre los participantes, los técnicos, los actores y los directores se logró satisfactoriamente.
“Normalmente las películas tienen más tiempo de filmación cuatro o seis semanas y ésta la hemos hecho creo en tiempo récord por los problemas económicos a los que se enfrentan las producciones nacionales”, asevera y resalta también el trabajo actoral de Mauricio Toledo, Ariel Vargas, René Hohenstein, Jorge Arturo Lora, Saul Montaño, entre otros, además de los extras y todo el equipo que los acompañó.
El actor boliviano cuenta que este año participó de varios proyectos, entre ellos cinco películas que se estrenarán hasta fin de año en algunos casos y el próximo año en el caso de otras; mientras continúa con su pasión: el teatro, con la obra “El sol en la retina”, escrita y dirigida por Miguel Ángel Castellano con la que pretende recorrer el país.
“Es un diálogo entre un padre y un hijo con un músico que toca en vivo. Participa también Matías Laguna como actor y Gabriel Guzmán con música”, dijo.
Finalmente, Pedro Grossman invitó al público nacional apoyar la producción cinematográfica del país y “al tiempo de agradecerles por la cobertura, llegar a todas las personas que siguen QAMASA para invitarlos al estreno de ‘El último blues del croata’, el 18 eh de septiembre en todas las salas de cine de La Paz, es muy importante la asistencia de la gente, sobre todo en las primeras las semanas para mantenernos en cartelera y que a través del boca a boca se genere más público que pueda sostener este tipo de proyectos, porque vamos a ofrecerles un producto de muy buena calidad y un buen momento para ver cine nacional”, afirmó.
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