QAMASA Digital.- El Museo Fernando Montes presentará este viernes el proyecto arquitectónico “Terra Estelar”, la cuna del Águila Dorada, de Alfonso Barrero Villanueva, que se inspira en el nevado Illimani y conecta paisaje y espiritualidad.
“El proyecto se compone de dos cuerpos arquitectónicos que respetan la topografía y evocan formas cósmicas, ubicados a 4.480 metros sobre el nivel del mar. Su diseño conecta paisaje, historia, espiritualidad y futuro en armonía con la naturaleza y el cosmos”, refiere un reporte de prensa del repositorio, dependiente de la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia (FC-BCB).
La obra está inspirada en la grandeza del paisaje natural de la cordillera Real, dominado por la presencia imponente del Illimani.
La propuesta arquitectónica se presentará el viernes a las 18h00 horas, en instalaciones del Museo Fernando Montes, ubicado en la calle Fernando Guachalla 476, en la zona de Sopocachi en la ciudad de La Paz.
“Interpelar el patrimonio es un arte sutil de revelar el alma de la naturaleza, la historia y la cultura, a quienes en su tiempo de descanso buscan sentido en los lugares que hablan sin palabras”, sostuvo Barrero.
El arquitecto, designado el 19 de febrero de 2019 por la Asociación de Turismo Comunitario Illimani Multiactiva (ATIM), manifestó que el diseño no podría haberse gestado en ningún otro rincón del mundo. “Le pertenece a esta geografía tanto como la nieve a sus cumbres”.
La primera etapa del proyecto inició entre octubre de 2021 y febrero de 2022, fruto de una visión persistente, compartida a través de láminas, encuentros y un documento digital de 49 páginas titulado Águila Dorada.
El boceto fue desarrollado íntegramente mediante técnicas analógicas: papel, lápiz, color, tinta, collage y montaje fotográfico.
“Terra Estelar” se concibe como un resort de montaña de uso anual, compuesto por seis unidades de hospedaje con todas las comodidades de un hotel de mediano lujo. Estas se agrupan en pares y se distribuyen en tres niveles, con capacidades de entre cuatro y seis camas por unidad, permitiendo albergar de 24 a 36 huéspedes.
Su diseño nace del profundo respeto por el entorno: una arquitectura que dialoga con la ecología, la compleja topografía del lugar y la memoria viva de los ancestros, señala el reporte institucional.
El conjunto arquitectónico se compone de dos volúmenes independientes. El primero alberga el programa del hotel, con sus espacios funcionales y dos patios internos cubiertos por superficies translúcidas en ambos extremos.
El segundo, situado en la parte alta, es un cuerpo semicubierto rodeado de áreas abiertas. Este se articula mediante un diseño paisajístico de formas circulares, elípticas y helicoidales en movimiento vertical, generando una geometría dinámica de inspiración planetaria y cósmica.